18 mayo 2008

ETICA Y DESASTRES



La Ética Humanitaria En Desastres Y Guerras

La ética humanitaria consiste en salvar vidas de los más necesitados y al mismo tiempo en respetar la dignidad de cada persona destrozada por conflictos armados, hambrunas, enfermedades o desastres naturales, explicó el informe. En el momento de ser aplicada, la ética humanitaria se rige por dos principios, el de neutralidad y el de independencia. Estos principios constituyen la base de un código de conducta para la ayuda humanitaria al que han adherido más de 200 organizaciones de todo el mundo. Los colaboradores buscan tener acceso a todos los necesitados, lo que no quita que tengan que encarar retos de gran peso moral. Sin embargo, la Federación de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja observó que el cumplimiento de esos principios ha sido desigual.

Por ejemplo, la asistencia humanitaria tiende a favorecer los desastres de gran notoriedad pública en detrimiento de la crisis que alcanzan un elevado perfil, admitió Jonathan Walter, editor del informe. "En la federación creemos que en la guerra contra el terrorismo se está exagerando esa tendencia", subrayó. Los mayores volúmenes de ayuda se dirigen hacia los países que son "blanco de la guerra contra el terror", pero la asistencia humanitaria no tiende la misma mano a todos aquellos que sufren las consecuencias de conflictos armados, enfermedades o desastres, expusó la organización.
Ayuda Humanitaria, ¿Una Coartada Para La Política Exterior?

La misión de la ayuda humanitaria no consiste en solucionar las crisis ni en encontrar los medios para resolverlas, pero está claro que sin la presencia de trabajadores humanitarios en los lugares de los hechos resultaría más difícil comprender el origen de los conflictos, restablecer un mínimo de justicia y dar con las claves para salir de las crisis. Sin embargo, según Emma Bonino, Comisaria europea para la ayuda humanitaria, hay que evitar las situaciones en las que la ayuda humanitaria se utiliza para sustituir o para servir de coartada a la falta de una política exterior. Sin voluntad política que respalde las acciones de la Unión Europea, de Estados Unidos, o de la ONU, por ejemplo, en una situación de crisis, la acción humanitaria, por mucho que se justifique, no será mas que un sucedáneo, una gota de agua en el mar, subrayó.

A su vez afirmó Bonino que el objetivo no debe ser politizar la ayuda, sino más bien hacer que la política exterior sea más humanitaria. Los principios, por muy respetables que sean, no constituyen una base sólida para resolver las crisis puesto que para ello se necesitan soluciones realistas; Bonino aseguró estar cada vez más convencida de que una política exterior basada únicamente en intereses, ya se consideren nacionales o regionales, no tiene futuro. Europa necesita una política exterior que se apoye sobre sólidos fundamentos éticos, valores y principios aceptados universalmente que son los únicos que pueden explicarse y defenderse ante los parlamentos nacionales y el conjunto de nuestros ciudadanos.
Desastres Consentidos Y Los Otros

En el año 2000 la ayuda ascendió a 5.900 millones de dólares, cifra sin precedentes, pero la distribución mundial revela un mapa más bien político que moral. Por ejemplo, el Cáucaso Septentrional, ese año, recibió 89% del llamamiento de la ONU y Somalia tan sólo 22%. La ayuda per cápita varió de 10 dólares en Uganda a 185 en Europa sudoriental. Pocas semanas después de derrocar a Saddam Hussein, se habían recaudado 1.700 millones de dólares para prestar socorro a Irak, pero sólo se había recibido menos de la mitad de la ayuda prometida para los más de 40 millones de africanos que sufren de inanición. El año pasado 2.400.000 de africanos murieron de VIH/SIDA y, este año, la suma necesaria para luchar contra la pandemia que sufren los países pobres es el doble de la solicitada el año pasado.

En particular, el informe alude a la situación de África, abrumada por sequías, inundaciones, conflictos armados y enfermedades infecciosas. Sólo la pandemia de VIH/SIDA costó el año pasado a ese continente unas 6.500 vidas por día.

Medición De Desastres: Retos, Posibilidades Y Ética

La ayuda humanitaria tiende a seguir la ola de los conflictos armados más notorios. Las crisis sobre las que se informa poco o cuya importancia es menor desde el punto de vista estratégico captan menos ayuda. Faltan datos exactos y fidedignos sobre los desastres en general, y las guerras y las hambrunas en particular. Sin ellos, miles de víctimas mueren antes de que las organizaciones hayan registrado siquiera sus necesidades. Los datos inexactos pueden dar lugar a decisiones erróneas que, a su vez, pueden costar vidas o contribuir al despilfarro de recursos valiosos. Además, sin información exacta sobre las necesidades mundiales, nadie puede juzgar si el gasto humanitario es realmente imparcial.

La clave para recolectar buenos datos reside en tener acceso a los necesitados, pero, a menudo, llegar a las zonas de guerra y a las zonas siniestradas resulta muy difícil o peligroso. Por otra parte, los desplazamientos de población imprevistos dificultan aún más la obtención de datos exactos. La mayoría de las víctimas mueren fuera de las zonas de socorro y es imposible conocer el número exacto, incluso en los campamentos de refugiados.

Las emergencias complejas plantean problemas particulares tales como definir a quien se considera damnificado y por qué motivo. Recolectar y utilizar datos sobre desastres también plantea importantes retos éticos. Inmediatamente después de un desastre, cuando las necesidades de orden humanitario son urgentes, ¿se debería gastar un tiempo precioso y valiosos recursos en recolectar datos, o en salvar vidas? Algunos afirman que es inmoral postergar intervenciones que permiten salvar vidas hasta que no se hayan recolectado datos. Otros, estiman que la ayuda debería basarse en evaluaciones objetivas de las necesidades.

Otro reto importante, que subraya el informe es evitar que los datos sean manipulados disimuladamente con fines políticos, militares o comerciales. Esto último podría lograrse estableciendo un código internacional de ética sobre la recolección y utilización de datos que estipulara normas detalladas, directrices y herramientas, basándose en el proyecto Esfera. Recabar información de alta calidad es el sistema nervioso del quehacer humanitario. Sin él, cualquier acción que se rija por principios quedará paralizada tanto ahora como en el futuro.