Los teístas afirman frecuentemente que el "abandono de Dios" propiciado por el ateísmo va parejo a un relajamiento moral. la mayoría de los profesionales de hoy en día, realizan acciones que ellos creen moral pero que a nivel de teología es inmoral, actualmente existen muchas profesiones que van en contra de la perspectiva teológica, tales como los astrologos, metafisicos, entre otro. Como ejemplo claro podemos hablar del psicólogo profesional no religioso, según ellos, un agente de corrupción para las personas es un factor normal que induce al libertinaje. Por ejemplo, el científico de la conducta puede afirmar que la homosexualidad no es anormal ni malo por naturaleza, puesto que es simplemente un comportamiento aprendido en determinadas circunstancias, tan igual como cualquier otro. Así, la orientación de la consultoría trata el meollo del problema no en la interioridad culpable del individuo "pecador" ni en su arrepentimiento, sino en las interacciones desajustadas de éste con entornos particulares.
Al margen de que resulta evidente el hecho de que se puede tener sólidos principios morales sin necesidad de ser teísta (como ejemplo están los estoicos, los humanistas y los racionalistas, entre otros), es inverosímil que ser religioso asegure tal cosa. Incluso yendo hacia las mejores épocas del predominio clerical, si algo demuestra la revisión histórica del advenimiento del cristianismo es que éste no hizo sino cambiar débilmente la superestructura ética del Estado pagano. Así por ejemplo la explotación, la usura y la esclavitud adoptaron nuevas formas durante el "Gobierno en la Tierra" de la Iglesia oficial en la antigua Roma, e incluso su doctrina las consagró como cosas inevitables.
Por lo demás, en el mejor de los casos las virtudes morales tan realzadas como el amor al prójimo, el perdón, la caridad, la misericordia y otras; que sin duda alcanzaron su cenit con el cristianismo, suelen aplicarse preferencialmente a ciertos individuos y no a otros (según el criterio individual que generalmente depende de la propia conveniencia), y no se suelen aplicar tampoco a especies no humanas. Hay poquísimas excepciones de personalidades religiosas que promovieran la piedad al respecto (entre ellas la más destacada es la de San Francisco de Asís), y no bastan para invalidar la regla.
La práctica de la religión es incompatible con la práctica de la psicología, entendida como ciencia de la conducta y otras muchas profesiones. El impacto de la ideología religiosa tiene efectos nocivos sobre el quehacer científico y filosófico de los psicólogos, inclinándolos a soluciones de compromiso para las numerosas contradicciones que genera en el estudio del comportamiento humano. No obstante dicha ideología y el comportamiento que le es característico son susceptibles de ser analizados por el psicólogo de la conducta, quien gracias a su preparación profesional especializada es capaz de penetrar en el entramado religioso para esclarecer los temas propios de tan complejo campo. ¿la ética profesional actual va acorde a la ética religiosa?, esa es una pregunta que todos conocen la respuesta.
El carácter para el individuo en su profesión se refleja desde tiempos antiguos, ellos han experimentado un progreso en todos los tipos de ciencias, han conquistado y desarrollado experimentos que tiempos atrás hubieran sido inimaginables de realizar. El profesional sin carácter puede tender a caer en un modelo usado por cientos de profesionales, puede llegar a caer en lo que sería la mediocridad, siendo éste el título menos deseable para personas con aspiraciones en la vida. El carácter no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas, experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el "adorno" de la profesión. No importa si lo tienes, lo importante es saberlo utilizar.
A mi parecer toda persona que vaya a ingresar a los estudios superiores debe de ir orientado hacia lo que esa persona realmente quiera y pueda aprender y ejecutar. Aunque una persona pueda tener una vocación determinada hacia "x" actividad profesional es necesario y recomendable que se oriente para darle más confianza y seguridad y para ponerle la contra parte y de esa manera poder reafirmar la convicción de esa persona hacia esa actividad.
No existen medidas objetivas del prestigio. El nivel de prestigio, es decir, el mayor o menor reconocimiento, resulta de la comparación de las diferentes posiciones entre sí. La ‘distribución del prestigio’ en una sociedad está estrechamente ligada al poder político y económico de determinados grupos profesionales de alto rango (prestigio profesional). Al igual que los demás aspectos sociales, el prestigio está sujeto al cambio social: así, por ejemplo, una profesión con gran prestigio puede perderlo temporalmente por un cambio en el mercado laboral (como los médicos o abogados).
En las sociedades industriales modernas, el prestigio profesional es normalmente un factor decisivo para el reconocimiento general de una persona. Con las escalas de prestigio se determina el rango de una profesión según el grado obtenido a través de muestreos representativos aleatorios de la población.
Tambien podria hablarse de la reputacion de las empresas que es la percepción de excelencia o admiración que causa a sus diferentes grupos constituyentes y que tiene un reflejo en la empresa, se convierte en un recurso intangible que goza de un indudable valor, pero que tiene asimismo las otras características de recursos valiosos como la rareza, la difícil imitación y el ser aprovechado por la empresa, como señala Barney (2001).
El recurso es raro porque se alcanza por medio de una serie de características propias de la empresa,como puede ser la calidad del producto o servicio de la empresa, la atención al cliente, el cumplimiento de responsabilidades sociales, la propia gobernanza de la empresa, es decir, unos patrones de gobierno corporativo de acuerdo con los códigos más usuales, como son Cadbury, Olivencia y Aldama, entre otros.
Esta rareza de la reputación, concreta y específica de una empresa, es lo que la hace difícilmente imitable. Es más, en la mayoría de los casos obedece a lo que los expertos denominan ambigüedad causal, es decir, que no se aprecia una relación clara de causa y efecto.
Al convertirse, por tanto, la reputación en un recurso se transforma en un arma estratégica que puede proporcionar a la empresa una ventaja competitiva en el mercado. Así, los consumidores generalmente conocedores, aunque de un modo implícito, de la reputaciónempresarial prefieren comprar a estas empresas y, por la misma razón, están dispuestos a pagar un sobreprecio por los productos o servicios de las mismas.
Desde el punto de vista de los costes empresariales, los trabajadores siempre preferirán prestar sus servicios en empresas que tienen una reputación superior, o en ocasiones aceptar una remuneración menor. Los proveedores siempre estarán dispuestos a negociar de modo más favorable con estas empresas. Hay autores que manifiestan que una buena reputación ayuda, asimismo, en aspectos del marketing de la empresa, como puede ser el refuerzo prestado a una campaña publicitaria, una mayor efectividad de los vendedores o la facilidad para introducir nuevos productos.
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