10 mayo 2008

LA ETICA Y LA POLITICA





El Poder




Si el perfil de la esfera política pareciera desalentador bien caben algunas observaciones atinentes a la raíz del problema. La democratización es la aspiración predominante a lo interno de los partidos políticos, y a su vez de la sociedad como un todo. Además se plantean profundas reformas en el sistema electoral; lo mismo que fortalecer las candidaturas independientes, sea a nivel de alcalde, diputado o Presidente de la República; la separación de papeletas entre presidente y diputados, la asignación y división territorial para la elección a diputados, y de regidores para las alcaldías. A la par se alienta la creación de nuevos partidos políticos; se busca permitir las alianzas estratégicas de tipo político; fortalecer las candidaturas independientes, e igualmente se buscan alianzas democráticas a partir de la sociedad civil. Entre todo ello, sin embargo, limitar la duración y costo de las campañas debe ser un punto central. Sobre todo, se deben buscar los mecanismos legales para ejercer un control y un registro de los aportantes de las campañas políticas, estableciendo un techo y una exhibición pública de los aportantes, a fin de que la opinión pública los conozca y se ejercite una real transparencia desde la base del proceso político. Poner un límite a la instrumentalización del financiamiento a las campañas es contribuir a la democratización de los partidos y de la democracia en general. Y detener a esa legión de ilibusteros, dispuestos a comprar todo para tenerlo todo. Pero también este límite a los aportantes, limita a los propios candidatos y políticos, a depender del recurso financiero, y las consiguientes negociaciones de trueque con los grupos financieros. Estos controles deberían ser también un requisito de las elecciones internas, a fin de facilitar unas elecciones democráticas con equidad, permitir que los candidatos y políticos menos comprometidos con los grupos financieros,
y aquellos que no dispongan de cuantiosos recursos, puedan competir en condiciones equitativas.
A la par es necesario explorar la posibilidad de regular los accesos de publicidad de las campañas políticas, estableciendo una igualdad tarifaría y de acceso pluralista en los medios de comunicación. Igualmente sería beneficioso el surgimiento de más canales de TV, diarios, revistas, radios, para fortalecer la opinión pública y la pluralidad de ideas. En fin, en tanto se limite la inversión de los instrumentos financieros en la esfera política y la esfera de la política en los medios de comunicación, se propicia el surgimiento de mejores candidatos y mejores propuestas, fuera del alcance de la “racionalidad financiera”. Y se evitará sobre todo, en una democracia tan frágil e incipiente, que el gran elector sea el Poder del Dinero. La fórmula es sencilla: limitar la instrumentalización del dinero, para que emerjan el Poder del ciudadano, el Poder de la justicia, el Poder de la democracia y el Poder de la verdad. Si la democracia en su seno alberga la idea de que todos somos iguales; si la misma, aún en su cuestionamiento teórico y en su complejidad práctica mantiene la idea en ascenso de ser el único medio que permite articular una sociedad de modo que todas sus interrelaciones estén orientadas hacia una justicia, (aún en lo ideal y genérico de una palabra como justicia), habría que buscar sus particularidades en el “arte de lo justo”. Si la política como proceso es uno de los pilares del andamiaje social, busquemos en esa esfera de lo político y en su médula, que es la escogencia de candidatos, un sentido de equidad. Si la sociedad no es perfecta y el hombre sólo es perfectible como proyecto, entonces establezcamos las justas dimensiones de la equidad política. Si bien los empresarios de éxito tienen todo el derecho a incursionar en política y a aspirar a cargos de elección popular, incluso a la Presidencia de la República, el mismo derecho y aspiración lo puede tener el hijo de un obrero o el hijo de un campesino, o un indio de la Sierra de Celaque, o un profesional negro. Si las particularidades de la base social, y los saberes particulares o étnicos son excluyentes frente a un “empresario de éxito” que comporta un rango muy amplio, sería el dominio de lo genérico sobre lo particular, ya que decir empresario de éxito en sí, está desprovisto de “calidad”. No deja de haber una visión de discriminación social y hasta real. Si acceder a cargos comporta ciertas calificaciones de tipo moral o profesional, si resulta comprensible cuál es la razón para determinar esa “calidad” en función de “empresarios de éxito”, cuya noción obedece más a una condicionalidad monetaria, no moral ni profesional; si tenemos a muchos empresarios de éxito ocupando posiciones en el Congreso o aspirando a tales cargos, igualmente lo pueden hacer, una socióloga o una trabajadora social o un intelectual. Si la democratización no sólo es apertura en sí, sino la garantía equitativa del sistema político a una competencia en igualdad de condiciones, debe existir una accesibilidad a los cargos basada en talento y honestidad, y no en recursos financieros. Igualmente lo puede hacer cualquier lidereza comunitaria o líder comunitario, forjado en la problemática real de los barrios, o algún profesional talentoso y con verdadera sensibilidad social, aunque no tenga recursos para pagarle a los talentosos publicistas. En fin, el gran reto político del siglo XXI, será incorporar la “equidad política” al sistema político. Igualmente, desde la ética en general y la ética política en particular, habría que repensar, serena y lentamente, si no es más ético ser un perdedor con los pobres y débiles, a ser un ganador con los poderosos y corruptos. Quizá como lo sostiene el expresidente de Chile, Patricio Aylwyn, la percepción errónea de poner el poder como fin de la política y no el “bien común” ha contribuido a tener una percepción negativa de la política y de los políticos. Percepción a la que puede sumarse la propia definición del concepto bien común. En palabras de Maritain “bien común al todo y a las partes, a la colectividad como conjunto, y a cada uno de los seres humanos que conforman esa colectividad”. La búsqueda del bien común exige ejercitar condiciones de justicia en las relaciones sociales. Pero se corre el riesgo, dada la complejidad de la problemática actual, que aun estos conceptos podrían parecer vagos y generales. Un punto de referencia sería: la protección de los más desprotegidos y pobres y la búsqueda de una sociedad con oportunidades iguales para todos. Pero al margen de la búsqueda de tal sociedad, existen a la par otros fundamentos para la acción política. Aylwyn señala el de la verdad. Sobre el mismo horizonte el expresidente de Checoslovaquia, Vaclac Havel, afirma “que es absolutamente falso que un político tenga que mentir o intrigar”. Pese a lo afirmado por Havel, es un hecho si bien no totalmente reconocido, sí establecido y aceptado que el pensamiento maquiavélico ha permeado la política moderna (si bien no en sus formas sí en su praxis). Maquiavelo enseñó al príncipe “a no ser bueno” y Ortega y Gasset decía que “el político no era inmoral, sino amoral”. Terminó afirmando Patricio Aylwin “que la libertad se concilia con la autoridad” y que esa autoridad democrática supone una relación de confianza entre gobernantes y gobernados, “sólo en la medida que el gobernante cuenta con un respaldo de confianza colectiva, tiene verdadera autoridad”. Y afirmó que esa relación de confianza del gobernante sólo se puede construir sobre bases morales, a saber: “la verdad, la honradez, la justicia y la solidaridad”.

Hemos visto, pues, en estas breves reflexiones que una consideración de las relaciones entre ética y poder nos colocan, desde un principio, frente al problema de la política. Ésta no tiene por qué ser entendida de manera reductiva, como simple técnica, sino que puede y debe ser asumida como actividad racional orientada a un nosotros. Ese sujeto inclusivo, que abarca en un mismo movimiento a gobernantes y gobernados, funda un pacto ético. Así, la política y el poder se hallan vinculados con la exigencia moral de una manera necesaria. La ética no es un añadido llamado a embellecer cosméticamente el mundo político, sino que es un ingrediente consustancial a él. Sólo el respeto a ese mundo fundado por el nosotros garantiza la perdurabilidad de las acciones políticas. La historia del mundo moderno, en la cual podemos ver los frutos duraderos de las democracias genuinas y las ruinas de los regímenes autoritarios, es un testimonio de ello.
La Ideología Como Condicionamiento De La Conciencia

Cuando nos referimos a acondicionar a la conciencia, queremos hacer énfasis en que vamos a hacer depender nuestra conciencia o nuestra capacidad de juicio a una ideología que nos estén inculcando.
La ideología, como dice la definición, “es un conjunto de ideas con una particular concepción de las cosas” debemos preguntar ¿Hay ideas que no son ideología?. Toda idea referida a la política, la economía, la organización de la sociedad, la cultura, la religión, la interpretación del mundo y de todas las cosas, forman parte de una ideología. Pero, según la opinión de la oposición, sólo es ideología el socialismo, el marxismo, la izquierda, la revolución, el cambio. Parece que sólo ahí hay ideas. Que en todo lo demás no hay ideas y en consecuencia todo lo demás no sería ideología.Cuando los políticos de la derecha hablan ¿qué es lo transmiten en su discurso? Transmiten su ideología. Sin embargo, ninguno de estos voceros aceptan que su discurso es un discurso ideologizante. Para ellos, sólo es ideologizante el discurso de la izquierda, el discurso revolucionario. Estos señores tienen que aprender a conjugar el verbo ideologizar: yo ideologizo, tu ideologizas, el o ella ideologiza, todos ideologizamos con nuestro discurso.La Biblia es un conjunto de ideas, es una ideología, con una concepción muy particular del mundo. Es la ideología sobre la cual está montado el capitalismo, la propiedad, el individualismo, la sociedad de clases. Basta preguntárselo al señor Bush y a su asesor espiritual, Pat Robertson. Es su libro de cabecera y en él se inspira para invadir a Afganistán, destruir a Irak, lanzar amenazas contra Irán y discriminar a los pueblos islámicos. Según la ideología del “destino manifiesto”, Estados Unidos “!es el pueblo escogido!” destinado por la Providencia para salvar a la Humanidad. Ideología de inspiración bíblica.La ideología desempeña un papel inmenso en la historia de la sociedad. No sólo refleja las condiciones de la vida material de la sociedad y los intereses de las distintas clases, sino que actúa sobre el desarrollo de la sociedad. La ideología capitalista desarrolla la sociedad capitalista y la ideología socialista tiene que desarrollar la sociedad socialista.La actividad religiosa envuelve una ideología, por cuanto toda religión tiene una manera particular de ver el mundo y de explicar los fenómenos naturales. Es la ideología de la creencia. Según esta ideología, el que cree no pregunta, acepta todo como se lo dicen, sin derecho a dudar, a razonar, a patalear: la creencia es ciega. Es la ideología del dominio, la sumisión y el temor sembrados hace 500 años por medio de la violencia más horrenda: el crimen y la tortura que practicaba la Inquisición contra los indígenas herejes.Hay otra forma de ideología. La actitud del que no cree, que todo lo pregunta, que todo lo duda, que sólo acepta aquello que responde a la racionalidad. Esa es la diferencia entre la ideología de la creencia y la ideología de la razón. Sólo es verdad lo que es real. Esta ideología, la oposición no la acepta y la jerarquía católica la condena.
Teoria Del Caos Vs. Teoria Del Juego
Teoria Del Caos
Teoría matemática que se ocupa de los sistemas que presentan un comportamiento impredecible y aparentemente aleatorio aunque sus componentes estén regidos por leyes estrictamente deterministas. Desde sus comienzos en la década de 1970, la teoría del caos se ha convertido en uno de los campos de investigación matemática con mayor crecimiento. Hasta ahora, la física, incluso si se consideran las ramificaciones avanzadas de la teoría cuántica, se ha ocupado principalmente de sistemas en principio predecibles, al menos a gran escala; sin embargo, el mundo natural muestra tendencia al comportamiento caótico. Por ejemplo, los sistemas meteorológicos de gran tamaño tienden a desarrollar fenómenos aleatorios al interaccionar con sistemas locales más complejos. Otros ejemplos son la turbulencia en una columna de humo que asciende o el latido del corazón humano.
Durante mucho tiempo, los científicos carecieron de medios matemáticos para tratar sistemas caóticos, por muy familiares que resultaran, y habían tendido a evitarlos en su trabajo teórico. A partir de la década de 1970, sin embargo, algunos físicos comenzaron a buscar formas de encarar el caos. Uno de los principales teóricos fue el físico estadounidense Mitchell Feigenbaum, que determinó ciertos esquemas recurrentes de comportamiento en los sistemas que tienden hacia el caos, esquemas que implican unas constantes ahora conocidas como números de Feigenbaum. Los esquemas del caos están relacionados con los que se observan en la geometría fractal, y el estudio de sistemas caóticos tiene afinidades con la teoría de catástrofes.
Las últimas teorías del caos indican que en todos los acontecimientos que ocurren sin cesar en el universo, se crea una causalidad que provoca la creación de patrones de conducta uniformes. De esta regla surge el ejemplo conocido de que el aleteo de una mariposa aquí provoca un terremoto en otro lugar.
Sólo para insinuar la base científica de la teoría: el principio más importante de la evolución sostiene que el gen que más influye en todas las criaturas vivientes es el del deseo de vivir y trascender luego. Cuando cambian las condiciones de vida, las criaturas vivientes deben adaptarse a las nuevas condiciones, o perecer.
Los que se adaptan sobreviven y transmiten las cualidades que han cambiado en ellos a sus genes y a sus descendientes. Una repetición de condiciones cambiantes provocará un cambio similar en la capacidad de adaptación. Así se produce la ley.
Teoria Del Juego
Evidentemente definir la Teoría de Juegos es tan absurda como su lógica, pero la realidad es que la Teoría de Juegos consiste en razonamientos circulares, los cuales no pueden ser evitados al considerar cuestiones estratégicas. Por naturaleza, a los humanos no se les da muy bien pensar sobre los problemas de las relaciones estratégicas, pues generalmente la solución es la lógica a la inversa.
En la Teoría de Juegos la intuición no educada no es muy fiable en situaciones estratégicas, razón por la que se debe entrenar tomando en consideración ejemplos instructivos, sin necesidad que los mismos sean reales. Por lo contrario en muchas ocasiones disfrutaremos de ventajas sustanciales estudiando juegos, si se eligen cuidadosamente los mismos. En estos juegos-juegos, se pueden desentender de todos los detalles.Si en lugar de utilizar personajes ficticios utilizamos personajes reales para los juegos si se observase qué tan honesto es ese personaje, cómo manipularía la
información obtenida, etc. Para un especialista en Teoría de Juegos el ser deshonesto, etc., sería un error comparable al de un matemático que no respeta las leyes de la aritmética porque no le gustan los resultados que está obteniendo.

La Teoría de Juegos fue creada por Von Neumann y Morgenstern en su libro clásico The Theory of Games Behavior, publicado en 1944. Otros habían anticipado algunas ideas.Los economistas Cournot y Edgeworth fueron particularmente innovadores en el siglo XIX. Otras contribuciones posteriores mencionadas fueron hechas por los matemáticos Borel y Zermelo. El mismo Von Neumann ya había puesto los fundamentos en el artículo publicado en 1928. Sin embargo, no fue hasta que apareció el libro de Von Neumann y Morgenstern que el mundo comprendió cuán potente era el instrumento descubierto para estudiar las relaciones humanas.
Todavía encontramos profesores mayores que nos explican que la Teoría de juegos o sirve para nada porque la vida no es un "Juego de suma cero", o porque se puede obtener el resultado que uno quiera seleccionando el apropiado "concepto de solución cooperativa".
Afortunadamente las cosas han evolucionado con mucha rapidez en los últimos veinte años, y éste y otros libros modernos sobre teoría de juegos ya no padecen algunos de los presupuestos restrictivos que Von Neumann y Morgenstern consideraron necesarios para progresar. Como resultado, lo que la teoría de juegos prometía en un principio se está empezando a cumplir. En los últimos años, sus repercusiones en la teoría económica sólo se pueden calificar de explosivas. Todavía es necesario, sin embargo, saber algo de la corta historia de juegos, aunque sólo sea para entender por qué se usan algunos términos.
Von Neumann y Morgenstern investigaron dos planteamientos distintos de la Teoría de Juegos. El primero de ellos el planteamiento estratégico o no cooperativo. Este planteamiento requiere especificar detalladamente lo que los jugadores pueden y no pueden hacer durante el juego, y después buscar cada jugador una estrategia óptima. Lo que es mejor para un jugador depende de lo que los otros jugadores piensan hacer, y esto a su vez depende de lo que ellos piensan del primer jugador hará. Von Neumann y Morgenstern resolvieron este problema en el caso particular de juegos con dos jugadores cuyos intereses son diametralmente opuestos. A estos juegos se les llama estrictamente competitivos, o de suma cero, porque cualquier ganancia para un jugador siempre se equilibra exactamente por una pérdida correspondiente para el otro jugador. El ajedrez, el backgammon y el póquer son juegos tratados habitualmente como juegos de suma cero.
La segunda parte del libro de Von Neumann y Morgenstern desarrollaron el planteamiento coalicional o cooperativo, en el que buscaron describir la conducta óptima en juegos con muchos jugadores. Puesto que éste es un problema mucho más difícil, no es de sorprender que sus resultados fueran mucho menos precisos que los alcanzados para el caso de suma cero y dos jugadores. En particular, Von Neumann y Morgenstern abandonaron todo intento de especificar estrategias óptimas para jugadores individuales. En lugar de ello se propusieron clasificar los modelos de formación de coaliciones que son consistentes con conductas racionales. La negociación, en cuanto a tal, no jugaban papel alguno en esta teoría. De hecho, hicieron suyo el punto de vista, que había predominado entre los economistas al menos desde la época de Edgeworth, según el cual los problemas de negociación entre dos personas son inherentemente indeterminados.
A principio de los años cincuenta, en una serie de artículos muy famosa el matemático John Nash rompió dos de las barreras que Von Neumann y Morgenstern se había auto-impuesto. En el frente no cooperativo, estos parecen haber pensado que en estrategias la idea de equilibrio, introducida por Cournot en 1832, no era en sí misma una noción adecuada para construir sobre ella una teoría –de aquí que se restringieran a juegos de suma cero-. Sin embargo, la formulación general de Nash de la idea de equilibrio hizo ver claramente que una restricción así es innecesaria. Hoy día, la noción de equilibrio de Nash, la cual no es otra cosa que cuando la elección estratégica de cada jugador es la respuesta óptima a las elecciones estratégicas de los otros jugadores. A Horace y Maurice les fueron aconsejados, por su consultor especialista en teoría de juegos, que usaran un equilibrio de Nash. Es tal vez, el más importante de los instrumentos que los especialistas en teoría de juegos tienen a disposición. Nash también hizo contribuciones al planteamiento cooperativo de Von Neumann y Morgenstern. Nash no aceptó la idea de que la teoría de juegos debe considerar indeterminados problemas de negociación entre dos personas y procedió a ofrecer argumentos para determinarlos. Sus ideas sobre este tema fueron generalmente incomprendidas y, tal vez como consecuencia de ello, los años que la teoría de juegos paso en Babia se gastaron principalmente desarrollando el planteamiento cooperativa de Von Neumann y Morgenstern en direcciones que finalmente resultaron improductivas.

La historia de la teoría de juegos en los últimos veinte años está demasiado repleta de incidentes para ser contada. Algunos nombres, sin embargo, no deben ser pasados en silencio. El acróstico NASH puede ayudar a quienes son. El propio Nash tiene la letra N, A por Aumann, S es Shapley y también por Selten y H es por Hansanyi.
Lo que es tal vez más importante sobre los últimos veinte años de teoría de juegos es que los mayores progresos se han dado en la teoría no cooperativa.
Es difícil explicar hacia donde se dirige la teoría de juegos a una audiencia que no sabe dónde se encuentra. Estas observaciones, por tanto, son para quienes ya saben algo de teoría de juegos.
Tengo opiniones muy decididas sobre la dirección que la teoría de juegos debería tomar, y es reconfortante ver las cosas parece que se mueven en la dirección correcta. Es justo, sin embargo, que en algún momento ponga las cartas boca arriba. Así pues tengo que decir que creo que la mayor parte de la literatura sobre "refinamientos del equilibrio de Nash" ha de ser catalogada junto con las obras de la escolástica medieval. Para ser incluso más polémico, quiero añadir que los intentos por hacer del bayesianismo los fundamentos de la teoría de juegos no deben ser comparados a la construcción de casas sobre arena, sino a la construcción de castillos en el aire. Visto retrospectivamente, nos parecerán realmente muy extraños los intentos actuales de hacer de la teoría bayesiana de la decisión algo más que un instrumento analítico conveniente.
Aplicación En La Ciencia Política
La Teoría de Juegos no ha tenido el mismo impacto en la ciencia política que en economía. Tal vez esto se deba a que la gente conduce menos racionalmente cuando lo que está en juego son ideas que cuando lo que está en juego es su dinero. Sin embargo, se ha convertido en un instrumento importante para clarificar la lógica subyacente de un cierto número de problemas más paradigmáticos.

Un ejemplo de Teoría de Juegos en la Ciencia Política es el siguiente:

La elección de programa: Hay dos partidos, los Formalistas y los Idealistas. Ninguno de los dos se preocupa en absoluto por cuestiones de principio. Sólo se preocupan por el poder y, por tanto, eligen el programa con el único objetivo de maximizar el voto en las próximas elecciones. Los votantes, por otra parte, sólo se preocupan por cuestiones de principio y, por ende carecen por completo de fidelidad a los partidos. Para simplificar, las opiniones que un votante puede tener se identifican con los números reales en el intervalo (0 - 1), en otras palabras, el conjunto de valores de x que satisfacen 0 menor igual a x menor igual a 1. Podemos imaginarnos que este intervalo representa el espectro político de izquierda a derecha. Así, alguien con la opinión x = 0, se cree que la sociedad debería estar organizada como un hormiguero, mientras que alguien en la opinión x = 1 cree que debería estar organizada como una piscina llena de tiburones.
Cada partido centra su programa en algún punto del espectro político y no puede cambiar su posición posteriormente. Los votantes votan por el partido que se encuentra más cerca de su posición. Dado que se supone que los votantes se encuentran distribuidos uniformemente sobre el espectro político, es decir, que una fracción l de la población sostiene opiniones que se encuentran en cualquier intervalo de longitud l, es fácil ver cuántos votos conseguirá cada partido una vez que han elegido programa. El secreto está en buscar el votante mediano entre aquellos cuyas opiniones se encuentran entre los programas de ambos partidos. El votante mediano se encuentra a medio partido entre las posiciones políticas de los dos partidos. Luego los que se encuentran a la derecha del mediano votante, votarán por un partido, y los que se encuentran a la izquierda lo harán por el otro.

Supongamos que los partidos bajan al ruedo político uno a uno. Los Idealistas escogen en primer lugar, y luego lo hacen los Formalistas. ¿Dónde debería colocarse cada uno? Problemas como éste puede ser resueltos por inducción hacia atrás. Para cada programa posible x, los Idealistas se preguntan qué ocurriría si se colocarán en x. Si x es menor a ½, los Formalistas responderían colocándose inmediatamente a la derecha de x. Entonces los Idealistas recogerían una fracción x de los votantes y los Formalistas recogerían 1-x. Por tanto, los Idealistas ganarían menos de la mitad del voto. Lo mismo ocurre si los Idealistas se sitúan en x menor a ½, excepto que ahora los Formalistas responderán colocándose inmediatamente a su izquierda. Por tanto, lo mejor para los Idealistas es colocarse en el centro del espectro político. Los Formalistas también se colocarán en x = ½, y el voto se dividirá mitad y mitad.
Este modelo puede tener sentido en la escena política americana. Ciertamente es difícil para muchos europeos encontrar diferencias significativas entre Demócratas y Republicanos. El modelo, sin embargo, tiene poco parecido con la escena política europea. ¿Deberían los americanos deducir, por tanto, que los partidos políticos europeos de verdad se toman en serio los principios que hacen suyos? Una conclusión así seria prematura porque es dudoso que la situación europea pueda ser razonablemente analizada con un modelo de dos partidos, y esto es cierto incluso para un país como Gran Bretaña en el que sólo dos de los partidos consigue un número importante de votos en la mayoría de elecciones. Para explorar esta cuestión veamos como cambiarían las cosas si tuviéramos que tomar en consideración un tercer partido.
En este modelo el partido Institucionistas escoge programa después de los Idealistas y Formalistas. Esto cambia mucho las cosas. Los Idealistas y los Formalistas ciertamente no se colocarán ahora en el centro del espectro político. Si lo hicieran los Institucionistas se podrían colocar inmediatamente a su derecha o a su izquierda. Entonces recogerían la mitad del voto dejando que los primeros partidos se dividan la otra mitad. Un razonamiento por inducción hacia atrás, algunas sutilezas surgen debido al hecho que disponemos de un número infinito de opiniones políticas, lo cual hace ver que los Idealistas y los Formalistas se colocarán en x = ¼ y x = ¾, dejando que los Institucionalistas adopten la posición centrista x = ½, como se muestra en la Figura anterior parte (b). Los primeros partidos recibirán entonces 3/8 de los votos cada uno, y los Institucionalistas sólo recogerán ¼.

Pero ¿Por qué querrían los Institucionalistas entrar en la arena política está condenados al papel de Cenicienta, con los primeros partidos en el papel de Hermanas Feas?. Modifiquemos, por tanto, el modelo de manera que los instuticionistas consideren que vale la pena formar un partido sólo si pueden prever que recibirán más del 26% de los votos. En este caso los Idealistas se moverán un poco hacia el centro, aunque no lo bastante como para que los Institucionalistas puedan entrar flanqueándolos por la izquierda. Por tanto, sólo se moverán desde x = 0,25 a x = 0,26. Análogamente, los Formalistas se moverán desde x = 0.75 a x = 0.74. El resultado será una elección con dos partidos como lo muestra la parte (c) de la Figura anterior. En esta elección los Idealistas y los Formalistas se dividen el voto a partes iguales y los Institucionalistas se quedan fuera.
Un comentarista político ignorante de la amenaza supone la entrada de los Institucionalistas podría fácilmente malinterpretar las razones por las que los Idealistas y los Formalistas han elegido sus programas. El comentarista podría incluso llegar a pensar que cada partido ni siquiera intenta hacerse con el centro por cuestiones de principio. Pero es sólo tras un análisis estratégico que la conducta de los dos partidos puede ser evaluada correctamente. Obsérvese, en particular, que su conducta ha sido determinada por algo que de hecho no llegó a ocurrir. Como Sherlock Holmes explicaba, a menudo lo importante es que el perro no ladró aquella noche.
Analisis De Ambas Teorias
Como se pudo observar ambas teorias pueden ser aplicadas a la etica y la politica. Sin un politico realiza un discurso cada una de las palabras que este utiliza puede ocasionar un conflicto a nivel mundial; si nos orientamos a la teoria del caos. Sin embargo si utilizamos la otra teoria, el politico sabe que lo que él esta diciendo tiene similitud con lo que piensa la mitad de los individuos, sin embargo el pone en juego que la mitad mas uno, o la mitad menos uno, de cualquiera de las dos opiniones coloquen en riesgo su posición politica.

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